Muchos
dolores y limitaciones que se manifiestan en músculos,
articulaciones y otras estructuras del cuerpo no tienen su origen en
la propia estructura, sino que su causa se encuentra en alguna
víscera u órgano que no está funcionando de manera óptima.
Es
fundamental identificar estos dolores referidos ya que modifican por
completo el tratamiento a seguir y que la terapia tenga éxito.
La
explicación para que aparezca un dolor referido es que la los
nervios que recogen información de las vísceras conectan con las
mismas neuronas que los impulsos procedentes de terminaciones
nerviosas de piel y músculos. Esta información de dolor
converge en la médula y el cuerpo no sabe percibir de donde procede.
Un
ejemplo claro de ello son las patologías del hombro izquierdo:
cuando alguien ha sufrido un infarto de miocárdio o una angina de
pecho siempre han descrito previamente dolores en hombro y codo
izquierdos, llegándolos a confundir con un problema mecánico,
posibles tendinitis.
La relación hombro derecho-hígado radica,
en parte, en los importantes elementos de fijación del hígado
(ligamentos y fascias), la inervación del propio órgano
(a través de fibras simpáticas del Plexo Solar y parasimpáticas
del Nervio Vago), la inervación de la cápsula que lo envuelve
(nervio frénico) y su íntimo contacto con el diafragma; todo
esto explica este origen del dolor de hombro derecho o del trapecio
derecho.
El dolor
del hombro derecho, sin previo traumatismo aparente, puede estar
asociado a una disfunción hepática.
Debido
a que el hígado es el encargado de funciones importantísimas en
nuestro organismo como son la digestión de los alimentos y
el procesamiento de multitud de sustancias (transforma
sustancias propias, generadas por el cuerpo o bien procedentes del
exterior, ya sea para formar otras moléculas nuevas o bien para
eliminarlas), también tendremos en cuenta las dietas de los
pacientes (con exceso de carbohidratos o grasas), exceso de ingesta
de alcohol, ingesta de determinados fármacos, desequilibrios
hormonales,… Es por ello que sospecharemos de una mala función
hepática.
En
la entrevista y exploración previa al tratamiento, estos
pacientes con dolor de hombro derecho presentan una gran variedad
de síntomas fisiológicos que nos pueden orientar hacia la
necesidad de abordar la sobrecarga hepática: dificultades
para asimilar alimentos; dolores de cabeza durante la digestión;
boca pastosa, blancuzca o amarillenta; sabor amargo en la boca;
hinchazón de vientre; acumulación de gases; nauseas; vértigo; piel
amarillenta; cutis graso, granos, caspa, caída del cabello; migrañas
y cefaleas; insomnio en las primeras horas de la noche; síndrome
premenstrual; fatiga muscular; problemas de visión,...
Todo
ello nos indicará que pueda existir una posible afectación hepática
(no es necesario que sea una patología grave) como puede ser
transaminasas altas, colesterol, piedras en la vesícula, etc…,
debemos sospechar de una posible relación entre la lesión y dicha
víscera.
Por
otro lado, hemos de tener en cuenta la estrecha relación que existe
entre este órgano y nuestra psique, las emociones.
La rabia, la cólera y la contrariedad son
emociones típicas en las alteraciones hepáticas y retroalimentan
estos problemas (las emociones están mediadas por neurotransmisores
y hormonas que demandan mayor trabajo al hígado).
El tratamiento destinado
a aliviar dicho dolor del hombro partiría de técnicas
estructurales y viscerales (Osteopatía estructural y visceral)
sobre el hígado. Puede ser necesario manipular la zona vertebral
correspondiente a su inervación ortosimpática y a la vez
reequilibrar la inervación parasimpática para relajar dicho órgano.
También podemos emplear técnicas dirigidas a las fascias y los
medios de unión que unen hígado con el hombro derecho.
Como
complemento, recomendaremos al paciente la mejora cualitativa de
la alimentación del paciente, con nuevos hábitos nutricionales
y así favorecer el trabajo de desintoxicación hepática,
normalización de sus funciones y optimización del metabolismo.
Todo
esto no significa que todo dolor en hombro derecho tenga que deber su
causalidad a una disfunción hepática, pero sí es importante hacer
un diagnóstico diferencial y tenerlo en cuenta.
En
Fisioterapia y Osteopatía P. Mora podrá comsultarnos cualquier duda
y le valoraremos cualquier tipo de lesión.