EL
ABORDAJE DE LOS ESGUINCES DE TOBILLO CON FISIOTERAPIA Y OSTEOPATÍA
Antes de nada, aclaremos
qué es exactamente un esguince: según el grado es una distensión,
ruptura parcial o total del ligamento que se produce por un
movimiento forzado, con puesta en carga en el que hay una flexión
plantar e inversión (movimiento del tobillo hacia abajo y hacia el
interior).
Los ligamentos sirven
como estabilizadores de una articulación.
El 85% de los esguinces
de tobillo se corresponden al ligamento lateral externo y
generalmente, al fascículo anterior: el ligamento
peroneoastragalino.
Los esguinces se
pueden clasificar según el grado:
Primer grado:
Se produce una pequeña
distensión ligamentosa, con posibilidad de ruptura de alguna fibra.
Poco dolor, sin hematoma (o hematoma escaso) y sin inestabilidad
objetivable.
Segundo grado:
Apreciamos rupturas
parciales del ligamento. Solemos observar equimosis y hematoma, con
dolor localizado en la zona externa y cierto grado de inestabilidad
al caminar o al estar de pie. Los signos inflamatorios son moderados.
Tercer grado:
Se produce la ruptura
completa del ligamento y hay una inestabilidad importante de la
articulación. La inflamación y el dolor son considerables.
Como ya hemos comentado
antes, primeramente se produce un movimiento de mayor o menor
violencia de inversión forzada. Los ligamentos externos son
estirados (distendidos) progresivamente siendo la resistencia de éste
sobrepasada; si la distensión y el desplazamiento prosiguen,
entonces se podrá desgarrar de forma parcial o total.
Ocasionalmente, se puede incluso arrancar un pequeño segmento óseo
de la zona de inserción, a nivel del maléolo peroneal (que
detectaremos con una radiografía).
Desde un punto de
vista biomecánico, el astrágalo (el primer hueso del tobillo)
se ve arrastrado a rotación interna en relación al talón (cae
hacia el interior), y como consecuencia se produce un esguince de los
ligamentos tibioperoneos inferiores.
Este desplazamiento
obliga al siguiente hueso, el escafoides, a desplazarse en posición
baja y a su vez éste arrastra al cuboides (que forman juntos el arco
del pie) y realiza un giro, hundiéndose en el centro y favoreciendo
el pie plano.
Por otro lado, el
ligamento lateral externo produce una tracción que va a obligar a la
extremidad inferior del peroné a desplazarse hacia delante y su
extremidad superior quedará fijada hacia atrás. En condiciones
normales el peroné se mueve armoniosamente de forma global hacia
delante o hacia atrás (no la porción superior hacia atrás y la
inferior hacia delante).
Por
otra parte, el cuerpo “siente” que hay una pierna corta porque el
pie plano provoca un acortamiento del miembro, con lo que será
aumentada la puesta en tensión de los isquiotibiales. Si esta
tensión se mantiene en el tiempo estos últimos provocarán una
tracción hacia atrás del iliaco (iliaco posterior).
El dolor en un esguince
generalmente viene dado por el bloqueo de las cápsulas sinoviales
entre las articulaciones, más que por el propio desgarro en sí de
los ligamentos.
¿Cómo tratamos un
esguince de tobillo?
Cuando ya tenemos el
diagnóstico clínico realizado podemos comenzar el tratamiento, que
irá encaminado a evitar la inestabilidad de tobillo (el riesgo de
sufrir un esguince de nuevo es mayor en los 12 meses siguientes, de
ahí la importancia del tratamiento curativo y preventivo en este
periodo de tiempo).
El tratamiento con
fisioterapia y osteopatía deberá comenzarse de inmediato, en las
primeras 24-48 horas, ya que este primer momento es de vital
importancia para evitar complicaciones posteriores. Lo más
importante es eliminar los bloqueos articulares.
El tratamiento básico
en fase aguda consiste en:
- Hielo: es
importante, ya que limita la movilidad y hay peligro de estasis
sanguíneo.
- Reposo: Es muy
importante para eliminar toda carga adicional sobre el tobillo.
- Compresión: La
colocación de un correcto vendaje hará que el paciente no fuerce
sobre el ligamento dañado y servirá para eliminar la inflamación
localizada y también estabilizar la articulación.
- Elevación:
Evitará mayor inflamación y descarga tensión en el tobillo.
En la fase subaguda y
posteriormente:
A nivel de fisioterapia
primeramente trabajaremos sobre los síntomas de inflamación y
equimosis.
Cuando el ligamento ya
esté cicatrizado comenzaremos a trabajar sobre la cicatriz y
así conseguiremos un efecto analgésico y otro mecánico ya que
trabajaremos la reordenación de fibras de colágeno evitaremos la
formación de adherencias.
Se trabajará la
musculatura periférica del tobillo, sobre todo los músculos
implicados en la eversión (tibial anterior, músculos peroneos y
extensor largo de los dedos).
A nivel osteopático,
será imprescindible la MANIPULACIÓN OSTEOPÁTICA del pie y
de toda la cadena lesional en el caso de encontrar restricciones de
movilidad. Se manipula el tobillo: articulación de la tibia, talón
y arco del pie (par escafoides-cuboides), la cabeza del peroné
posterior, la pelvis (iliaco en rotación posterior) y L2 y más alto
si fuese necesario. Así restauraremos el equilibrio articular.
El tratamiento
osteopatico será por tanto muy importante puesto que si no se
realiza, con el tiempo la cadena lesional permanecerá y provocará
adaptaciones y futuras lesiones a otros niveles.
Finalmente, cuando el
ligamento ya haya cicatrizado completamente comenzaremos a trabajar
la propiocepción.
La propiocepción es la
cualidad que nos permite apreciar nuestra posición, nuestro
equilibrio y sus cambios en el sistema muscular. Nuestro sistema
nervioso es quien controla de forma automática la situación de
nuestras piernas y pies y va ajustando los cambios necesarios para
mantener el equilibrio.
Realizaremos ejercicios
de propiocepción en apoyo unipodal (con ojos abiertos y cerrados) y
sobre plataforma inestable. Además, algo tan simple como subir y
bajar escaleras o cuestas y andar sobre terreno inestable puede
ayudarnos a trabajar la movilidad, musculatura y propiocepción del
tobillo.
Haremos uso de vendajes
funcionales si es necesario hasta que consideremos que el
ligamento está recuperado y haya una total estabilidad articular.
Uno de los grandes
errores que se comenten habitualmente aunque afortunadamente ya con
menos frecuencia, es la inmovilización completa del tobillo
(escayola); esto impedirá el trabajo directo para el tratamiento de
los síntomas y acentuará más la cadena lesional que se produce
biomecánicamente y que ya hemos explicado; además limitará mucho
más al paciente y como consecuencia alargará el período de baja.
En la
Clínica deFisioterapia y Osteopatía P.Mora siempre vamos a ofrecerte un
tratamiento personalizado y adaptado a tu lesión, tanto si es un
esguince reciente, uno antiguo no tratado o si sufres de esguinces de
repetición.